A juzgar por cómo están gestionadas las luces en muchas peluquerías, no mucha. Sin embargo, los especialistas están muy atentos a las necesidades de luz de los espacios dedicados a la estética personal.
Uno de ellos, José Tobajas Povar, sostiene que ha visto muchísimos salones donde no se usa una iluminación correcta. En especial, en lo que hace al tono de luz o, como dicen los expertos, la temperatura de color. Más allá de la mala elección del tipo de luz también se perciben muchos errores en la orientación de la iluminación.
Por experiencia, los esteticistas en general y los peluqueros en particular saben que un salón bien iluminado es muy importante tanto para la propia imagen del negocio como para facilitar el trabajo del estilista. Y, a su vez, ayudar al cliente a visualizar mejor su corte de pelo, color o tratamiento.
En general es recomendable evitar las sombras con lo que un punto esencial es el uso de iluminación difusa o indirecta. He visto que en muchas peluquerías tienen instalados focos halógenos tradicionales de 50W justo encima de cada sillón para el corte, lo que además de dar mucho calor y tener consumo elevado, produce sombras en la cara y el cliente no acaba de ver bien el corte de pelo, sostiene Tobajas Povar.
A esto, muchas veces se le suman puntos de luz fluorescente fría (tubos), lo que hace que las personas se vean pálidas.
Por supuesto que en la medida en que sea posible es prioritario el uso de la luz solar o, aunque sea, de lamparitas con temperatura de color cercana a este tipo espectro.
De todas maneras -dice el especialista- hoy en día hay una amplia gama de iluminación LED con diferentes temperaturas de color y regulación, que ayudan a ahorrar en consumo, mantenimiento y en calor generado y, por otro lado, dotan de diseño y elegancia al salón de belleza.